domingo, 11 de octubre de 2009

Mi Aventura de ser Maestro


En los foros anteriores he comentado cómo me inicié en la docencia y lo que ha significado en mi vida personal y profesional el impartir clases en el nivel medio superior. Pero el primer día, la primera vez, merece mención aparte.

Como todo en esta vida, nos aterramos (por lo menos a mí me ha pasado en ciertos casos) al iniciar algo nuevo; y lo menciono en plural porque de acuerdo con lo que he leído de nuestras participaciones, este ha sido un denominador muy común.

Me asignaron la materia de Administración de Bases de Datos, para atender un grupo de 4º. Semestre de la especialidad de Técnico en Informática. Confieso que mi experiencia en el área ha sido eminentemente práctica y no me considero para nada un experto, así que busqué la asesoría de uno de mis compañeros docentes que anteriormente impartió esa asignatura; salí de mi entrevista muy confiado, con tres libros muy pesados (por el tamaño) y con un fin de semana por delante para empaparme de los aspectos teóricos del análisis, diseño e implementación de las bases de datos, fundamento matemático incluido. ¡Oh! No sabía a lo que me enfrentaría el siguiente lunes, que tenía mi primera clase.

Y llegó el día: me presento al grupo como su nuevo profesor y…. ¡me quedé mudo por un buen rato! Ahora que lo veo en retrospectiva, francamente me sonrío, pero en ese momento sentía mariposas en el estómago esperando el bombardeo de los chicos y los tiros “a matar” que solíamos hacerle a los maestros novatos en la vocacional y en la superior. Pensaba en lo que me decía mi madre en referencia a ese dicho popular: “Allí vas a pagar lo que hiciste”.

No es fácil estar del otro lado de la mesa, menos aún si no tenemos ese respaldo pedagógico que complementa la experiencia personal y profesional y facilita el tránsito entre el aprender y el enseñar. Y ahora puedo decir que, aun cuando me considero muy lejos de la excelencia en este quehacer docente, a veces creo que ya he podido rozar el cielo con la mano… y mi vida es otra.

En conclusión, la mejor manera de disfrutar esta actividad es estar seguros de que deseamos hacerlo; nuestros malestares al dedicarnos a la docencia pueden provenir de muchas y variadas fuentes: mal ambiente de trabajo, muchos años de servicio, necesidades económicas no satisfechas, poco o nulo reconocimiento personal y/o profesional… ¡en fin! Sin embargo, debemos ubicarnos en nuestra realidad y así como lo menciona el maestro Esteve en su lectura, protestar no sirve de mucho: si es lo que queremos hay que engancharnos con nuestro trabajo y disfrutar haciéndolo; creo que pocas actividades dejan tantas satisfacciones aun con experiencias como la que relaté en líneas más arriba. Es cuestión de actitud, seguridad, confianza y, sobre todo, amor a lo que hacemos. Si no es nuestro camino, tomemos otra ruta.

Un abrazo a todas y a todos, compañeros y amigos.

4 comentarios:

  1. Te quedo muy bien tu blog.
    Que gracioso cuentas todo. Pero realmente así pasa cuando iniciamos, lo bueno es que en el trasncurso de los años nos vamos perfeccionando para ser mejores frente a nuestros alumnos.

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  2. Gracias, Susy... es el segundo blog que elaboro y sí me costó un poco de trabajo concluirlo...

    Ahora ya lo veo como una grata experiencia que me anima a mejorar. Saludos

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  3. Buenas noches Alex. Felicidades. Buen trabajo e interesantes reflexiones, dan cuenta en mucho de tu persona y de la mejor manera. Esperamos tu tercera aportación en el blog.

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  4. Gracias, Rodolfo, por la visita y los comentarios. Estamos en mejora continua...

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